Mantener una piscina en condiciones óptimas va mucho más allá de simplemente asegurarse de que el agua se vea limpia y cristalina. Uno de los factores más importantes para la salud del agua de la piscina es la alcalinidad, un aspecto que a menudo pasa desapercibido pero que juega un papel crucial en el equilibrio químico del agua. A continuación, te explicamos qué es la alcalinidad, por qué es tan importante y cómo regularla de manera efectiva.
¿Qué es la alcalinidad en piscinas?
La alcalinidad total mide la cantidad de sustancias alcalinas presentes en el agua, como bicarbonatos, carbonatos e hidróxidos, que ayudan a mantener el pH estable. Se expresa en partes por millón (ppm) y generalmente debe estar entre 80 y 120 ppm para que el agua de la piscina sea segura y agradable.
En términos simples, la alcalinidad actúa como un “amortiguador” que evita que el pH fluctúe bruscamente, lo cual es esencial para evitar problemas tanto en la piscina como en los usuarios. Si no se mantiene dentro del rango adecuado, pueden aparecer complicaciones que van desde la irritación de la piel y los ojos hasta daños en los equipos de la piscina.
¿Por qué es importante la alcalinidad en una piscina?
- Estabiliza el pH del agua: La alcalinidad total ayuda a evitar que el pH del agua cambie de manera abrupta. Cuando el pH sube o baja de manera descontrolada, puede causar irritación a los nadadores y dañar la infraestructura de la piscina. La alcalinidad adecuada proporciona un equilibrio químico, asegurando que el pH se mantenga dentro de los niveles óptimos.
- Previene la corrosión y las incrustaciones: Si la alcalinidad está demasiado baja, el pH del agua se volverá ácido, lo que puede corroer las superficies metálicas, como escaleras, bombas y filtros. Por el contrario, si la alcalinidad está demasiado alta, el agua se vuelve demasiado básica, lo que puede provocar la formación de incrustaciones de calcio y otros minerales en las paredes y el equipo de la piscina.
- Mejora la efectividad del cloro: El cloro es esencial para mantener el agua libre de bacterias y otros patógenos, pero su efectividad depende de un pH y una alcalinidad equilibrados. Si la alcalinidad es demasiado baja o alta, el cloro no funcionará de manera óptima, lo que podría generar un agua no segura para nadar.
Cómo regular la alcalinidad de la piscina
El mantenimiento de la alcalinidad de una piscina requiere monitoreo regular y ajustes cuando sea necesario. Aquí te explicamos cómo puedes regularla:
1. Medición de la alcalinidad
El primer paso para mantener la alcalinidad bajo control es medirla regularmente. Para ello, puedes utilizar un kit de pruebas o tiras reactivas específicamente diseñadas para medir la alcalinidad total. Estas herramientas te indicarán si el nivel está dentro del rango recomendado de 80-120 ppm.
2. Aumentar la alcalinidad baja
Si la alcalinidad total es demasiado baja, el pH del agua será inestable y caerá fácilmente. Para aumentarla, puedes agregar bicarbonato de sodio (también conocido como alcalinizante). La cantidad exacta a añadir dependerá del tamaño de tu piscina y del nivel de alcalinidad actual, pero como regla general, alrededor de 1,5 kg de bicarbonato por cada 40,000 litros de agua elevarán la alcalinidad en aproximadamente 10 ppm.
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Es importante agregar el bicarbonato de sodio de manera gradual. Disuélvelo en agua antes de verterlo en la piscina y espera al menos 6 horas antes de volver a medir la alcalinidad para comprobar si has alcanzado el nivel deseado.
3. Monitoreo constante
La alcalinidad y el pH de la piscina deben ser revisados al menos una vez por semana, especialmente si la piscina se usa con frecuencia. También es recomendable hacer ajustes después de tormentas, días de mucho sol o cuando se agreguen grandes cantidades de agua nueva a la piscina, ya que estos factores pueden alterar los niveles químicos.
Conclusión
Mantener la alcalinidad dentro de los niveles adecuados no solo prolonga la vida útil de tu piscina y sus equipos, sino que también garantiza una experiencia más segura y cómoda para los nadadores. Un buen equilibrio químico previene problemas comunes como la irritación de los ojos y la piel, el mal funcionamiento del cloro y la formación de incrustaciones o corrosión en el equipo. Con un monitoreo regular y ajustes precisos, es posible disfrutar de una piscina siempre lista y en óptimas condiciones.
Ahora que ya conoces la importancia de la alcalinidad, asegúrate de darle la atención que merece para mantener tu piscina en perfectas condiciones.
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